6 de febrero de 2008


Este fue un día de reunión familiar con tu abu, tíos y primos para celebrar el cumple de la abu pasado. Este año ya no estuviste, pero sí en nuestro corazón.
Tus primos y tu hermana siempre a tu alrededor. Y tonteando con Alvaro. No sabes cuánto te echan de menos, y tu primo Ignacio que te nombra continuamente.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Que podemos decir ante tal tragedia?
Cuando conocemos a las personas que la sufren. Es aquí cuando la tragedia cobra vida y toca nuestro lado más sensible y parte del inmenso dolor que estas personas sufren se convierte en nuestro dolor y levanta nuestros miedos. Todos guardamos palabras de ánimo bajo el cajón hasta recetas psicológicas que extrajimos de algún libro que sin duda dichas son desde el corazón; Sin embargo por desgracia ninguno guardamos la varita mágica que le devuelva la alegría, la paz, la normalidad en su vida al otro. Ya quisiera yo tener esa varita y curar tantas y tantas desgracias y dolores y miedos que nos suceden y nos acechan en mayor o menor medida a todos.
Pero como devuelves la sonrisa a quien se la han robado. Como le devuelves sus sueños, como le devuelves su vida? No es cierto que el tiempo todo lo cure, ni que los recuerdos se borren.
poema:
No es cierto que el Mar que antaño bañaba mi playa pueda volver otra vez a mi orilla.
No es cierto que el dolor que siento pueda algún día ser alegría.
Sin embargo que derecho tengo yo a castigar aun mas si cabe a esa luna que ya no me alumbra corriéndole la cortina.
Que gano si al Mar le robo sus espumosas olas, si ya no voy a su orilla. Si a mi canción la dejo sin voz.
Que gana la luna cuando es menguante, y el rio cuando se estanca. Y el jilguero enjaulado. Que gana mi voz si se entrecorta. Si ya mis lágrimas dejaron surcos. Si no amanece ningún día.
Que gana el cielo encapotado y la noche sin sus estrellas.
Que gano si yo me enlodo y el lodo ya llega hasta mis caderas y arrastra a los que me quedan y nadie puede tirar de mí pues ya no nos quedan fuerzas y no queremos salir pues nada nos queda fuera, salvo mas lodo, mas barro, mas tierra.
Que gana la vida si se detiene, si se contiene el aliento, si hasta el vivir se me olvida.

Dadle pues alas al pájaro y abrirle sus puertas, dadle a la luna menguante, luna llena. Dadle su orilla al mar y a la noche sus estrellas. Dadle voz a mi canción y sol al amanecer, dadle color al cielo gris, dadle una mujer a la que fue y una sonrisa a un niño. Pues ya suficiente castigo fue el dolor que vivo, que nadie podrá castigar más de lo que ya es el castigo.
Dejad pues que no me infrinja mas daño y por compasión os pido detened pues mis manos y mis llantos y mi voz que ya no son cuerpo mío y solo mi infringen dolor a mí y a los míos y devolverle caricias a mis manos y cuerpo a mi voz y secad mis lagrimas pues ya los surcos que abrieron se convirtieron en ríos que desbordaron sus cauces y se apresuraron al mar donde mi orilla se fue a buscar otros ríos.