
Pronto este blog cumple 1 año. Desde que empecé este homenaje para Alex. Compartir sus grandes momentos y sentirme acompañada por los participantes en los comentarios, me ha servido de terapia y ayuda. Sentirme un poco escuchada en un mundo de sordos, donde cada uno vamos a lo nuestro. No sé qué me movía contar su corta vida, publicar sus fotos y ver pequeños trozos de vídeos donde Alex es el protagonista. Seguramente no soporto la idea de que finalmente caiga en el olvido, no para mí ni para la familia directa, pero sí para muchos de vosotros, que sé que me seguís aunque no sepáis ni qué decir, ni qué anotar.
Este blog me ha servido a lo largo de este año, para incorporar y mostrar mi agradecimiento a la gente que me sigue y me quiere, felicitándolos por su cumpleaños o contándo alguna pequeña anécdota que simplemente me venía a la cabeza por estar relacionada con Alejandro. La familia ha estado especialmente afectada y yo he estado muy apoyada por gran parte de ella .
En este mes de Enero, ya sólo me quedaba por felicitar a mi querida tía Mary C, buena seguidora del blog y a mi amiga Ana, pequeños recuerdos de momentos compartidos , importantes como digo para mi.


Además el día 23 estuvo muy presente en casa y hablamos mucho de la hermana de papá, la que hubiera sido la tía MariCarmen de Alex, si por otro desgraciado momento la vida no la hubiera arrancado de nuestro lado. Hubiera sido su cumpleaños, y recordándola nos dimos cuenta que la vida se pasa rápidamente y que nos tiene preparada una baraja en la que unos salen ganadores y otros perdedores. Perder la vida en plena juventud es perder la carta de la oportunidad. Oportunidad para disfrutar, oportunidad para pasar por situaciones non gratas pero luchando, saliendo adelante y creciendo como personas.
Sigo dando muchas vueltas a la gran incógnita que es el sentido de la vida, y a pesar de mi rabia cada vez que lo planteo no me queda otra salida que aceptar que esto es la vida, que antes que a mí otras personas habían pasado por lo mismo, y que otras irán llegando.
La baraja de la vida se va repartiendo día a día, y como las cartas van boca abajo, nadie sabemos en qué momento tocará la buena, la de seguir, o la mala, la de partir.